El uso de gases industriales, como el oxígeno o el hidrógeno, en tus aplicaciones de combustión de aire-combustible puede ayudarte a aumentar la transferencia de calor, consiguiendo como resultado una fusión o ablandamiento más rápidos. El uso de estos gases también consigue que el tiempo de recuperación de temperatura sea más rápido, en caso de darse cambios en el proceso, fallos del suministro eléctrico o aumento de la tasa de arrastre.