En zonas con escasez de agua, en ocasiones el agua potable se produce a partir del agua de mar mediante procesos como la ósmosis inversa. Estos procesos eliminan los minerales y dan lugar a un agua desmineralizada, que no es apta para el consumo. La remineralización se consigue añadiendo minerales al agua con la ayuda del CO₂.
Cuando el agua potable se extrae del suelo, el contenido mineral no siempre es óptimo para el consumo humano o puede ser inadecuado para una canalización por tuberías de cobre, ya que la baja mineralización del agua podría corroerlas. El CO₂ en combinación con la calcita permite corregir la dureza del agua y evitar la corrosión que provoca daños en la red.
La adición de CO₂ al agua potable aumenta su dureza, manteniendo el equilibrio entre carbonatos, bicarbonatos y CO₂ disuelto, mejorando la mineralización del agua y la dosificación de cada reactivo.
El sistema Halia® de neutralización disuelve correctamente el CO₂ para garantizar un consumo óptimo y el equilibrio del pH una vez completada la remineralización.