Es muy valorado por sus propiedades reactivas y protectoras. Se utiliza en muchos sectores, como la electrónica, alimentación, vidrio, productos químicos, entre otros, por sus propiedades únicas para mejorar la calidad, optimizar el rendimiento y reducir costes.
Además de su uso como gas respiratorio para aplicaciones sanitarias, sus propiedades, fuertemente oxidantes, benefician a muchos sectores industriales, al mejorar los rendimientos, optimizar procesos, reducir costes y la huella de carbono, en comparación con otros combustibles.